dijo Manon Roland antes de perder la cabeza en la guillotina. Como ella, Lope de Aguirre el peregrino, el libertador, el traidor (porque todo eso a la vez fue) perdió también la cabeza en el delirante recorrido por ese río inmenso, con demasiada espesura y lleno de víctimas en su propia tierra invadida. Pero aquí no aparece, solo se le siente en las voces de los demás personajes, reales o sospechados, de esta aventura equinoccial y en su propia voz justificando por razones de abuso de poder que se “desnaturara” de los reinos de España. Esta obra trata del poder y de la pérdida del poder, de la ambición, de la corrupción, de la locura de las empresas imposibles. Que cada cual le ponga el nombre que se le venga a la mente.